No estás físicamente a mi lado
pero permaneces latente en mi corazón.
Te extraño horrores
y cuando llegan fechas importantes
como la de cumpleaños
pienso en todo lo que tendría
para contarte y mi alma se entristece.
—
Aunque no te tenga a mi lado
para desearte feliz cumpleaños
estás vivo en mi recuerdo
como una llama que jamás podrá apagarse.
Hoy evocaré los días felices,
aquellos que pasamos juntos,
escucharé las canciones que te gustaban,
veré fotos y más fotos,
y hasta sonreiré con alguna filmación divertida.
Sé que me voy a poner triste
con tantos recuerdos agolpados
pero tengo la necesidad de pensarte mucho.
—
Hemos vivido tantas cosas juntos
que apelo a la memoria
porque no me resigno al olvido.
En el día en que hubieses cumplido años
me acuerdo de todo lo lindo
que aconteció cuando nos encontramos
por primera vez.
¡Gracias por la dicha que tuve de conocerte!
—
Mi vida ha sido atravesada por ti
y aunque ya no estés
la huella que dejaste es imborrable.
Te recordaré por siempre,
en cada cumpleaños,
en cada aniversario,
en cada instante que me quede de vida.
—
Te evoco como alguien muy querido
aunque ya estás fuera del tiempo.
No me cuesta mantener vivo tu recuerdo
por todos los momentos felices que nos unieron.
Tengo paz porque te he disfrutado,
he podido entregarte mi amor
y he sido compensada por el tuyo.
Así que tenderé el mantel blanco
encenderé velas que iluminen
desde el candelabro de plata
y dejaré sonar la melodía
que nos encantaba escuchar.
Por último pondré dos copas
las llenaré de vino
y serviré la cena.
Mientras tanto te hablaré
e imaginaré tus respuestas.
No es locura lo mío,
tan solo quiero homenajearte
en el día de tu cumpleaños.
—
Mi vida cotidiana
transcurre en el presente.
Pero cuando llega la fecha de tu cumpleaños
me invade una profunda nostalgia
por los momentos que hemos compartido
y que ya no será posible
que se vuelvan a repetir.
Irremediablemente,
vuelvo al pasado una y otra vez,
me llega en el recuerdo tu presencia cálida
que tanto me hace falta.
—
En el día de tu cumpleaños
me paré unos minutos ante tu tumba
y me preocupé por la hierba
que ha crecido devastadora.
La voy a dejar que siga creciendo
porque es así como me siento,
con el alma devastada por tu ausencia.
—
Cuando recién te fuiste para siempre
sentí una opresión en mi pecho incontrolable
y se me nublaron los ojos de lágrimas.
Ha pasado el tiempo,
un tiempo donde he intentando
librarme de la carga de los recuerdos.
Hoy la calma ha retornado a mí,
como dice mi psicoanalista
he elaborado mi duelo.
Aunque nunca me olvido
de las fechas importantes
como el día de tu cumpleaños.